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La novela de hoy se titula "Songs of the distant Earth" y ha sido traducida como "Canciones de la lejana Tierra", "Canticos de la lejana Tierra", "Voces de un mundo distante", y otros dislates que hacen pensar que Dante debió de reservar un infierno especial para los malos traductores.

Es una de mis novelas preferidas, de uno de mis autores preferidos. Cada relectura la disfruto como si la leyera por primera vez.

"Canciones de la lejana tierra" es una novela sobre el dolor.

El dolor de quienes han perdido a su ser amado, personificado en Moses Kaldor hablándole a su mujer muerta bajo el fuego solar.

El dolor de los amantes que deben separarse, en la persona de Loren Lorenson pensando en Mirissa y en un hijo que llevará siglos muerto cuando él pueda ver su primera foto.

El dolor de la pérdida, en Mirissa Leónidas tratando de racionalizar la muerte de su hermano Kumar, cuyo funeral una vez más remite al cantante hawaiano mencionado más arriba.

El dolor de la tragedia, realizado en todos los seres humanos de la historia, cuyas vidas son las sombras de una Tierra destruida.

Es una novela bellísima, perfecta, donde ni sobra ni falta una palabra.

Leímos "Canticos de la lejana tierra" en la edición número 82 de nuestro Club de #LecturaMastodontica

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Leímos "El reloj que marchaba hacia atrás" en la edición número 72 de nuestro Club de La historia plantea una pregunta interesante, y es cuánto del devenir histórico depende de hechos contingentes, y cuánto es inevitable.

Si Colón se hundía en medio del Atlántico ¿hubiera España descubierto América durante el siglo XV? Es probable que sí, porque las presiones que llevaron a la exploración marítima hacia el oeste no hubieran desaparecido.

Si el chofer del archiduque Franz Ferdinand no hubiera equivocado el camino ¿hubiera estallado la primera guerra mundial? eso ya es más difícil de responder, aunque había tensiones entre las potencias que podrían haber estallado con cualquier otra chispa.

Ahora bien, si Szilard no hubiera estado tan seguro de que Heisenberg construía una bomba y no hubiera movilizado a la academia americana para advertir a Roostvelt ¿hubieran muerto medio millon de personas en el mayor crimen de guerra de la historia? Probablemente no.

Leímos "El reloj que marchaba hacia atrás" en la edición número 72 de nuestro Club de #LecturaMastodontica

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El cuento de Hoffman me parece uno de los ejemplos más antiguos de historias de robots.

Hay que destacar que el cuento está escrito en los primeros años del sXIX, con lo que queda claro que la idea de androides capaces de engañar a una persona es más antigua de lo que se podría pensar.

Hay muchas otras historias de amor entre humanos y robots, recuerdo uno de los cuentos de Asimov, creo que se titulaba "Satisfacción garantizada" donde una mujer se enamora de su robot doméstico. También recuerdo claro el divertidísimo relato "La maquina de coger" del escritor beatnik Charles Bukowski.

Hoffman se planteaba hace dos siglos lo que recién hoy podemos ver como una posibilidad real: en algún momento los androides serán tan humanos que nuestro sistema límbico reaccionará ante ellos. Tal vez eso es lo que hace que estos señores se pongan tan inexplicablemente histéricos

Leímos "El hombre de arena" en la edición número 71 de nuestro Club de #LecturaMastodontica

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No había leído "Frankenstein" y la verdad que la disfruté mucho.

Me gusta ese estilo del texto, con la estructura de cartas y relatos en primera persona tan cara a los escritores de esa época.

También se disfruta el desarrollo de los dos personajes principales y el tono general de relato de una tragedia sin pretensión de fábula moral.

Se considera "Frankenstein, o el moderno Prometeo" fue la primera novela de ciencia ficción de la historia.

No hay en ella elementos fantásticos y el relato se organiza en torno a las consecuencias que un descubrimiento científico tiene sobre las persona.

Se la suele mencionar como una advertencia acerca de los peligros de la investigación científica.

Esta consideración viene muy a tono con el relato de nuestros tiempos oscurantistas, según el cual Hiroshima fue culpa de Albert Einstein y no de Harry Truman...

Y sin embargo, me asombré gratamente al notar que en la realidad la autora tiene muy claro su mensaje: el mal que Frankenstein desencadena, sobre el mundo y sobre si mismo, no es consecuencia directa de su descubrimiento.

No fue la sed de saber lo que llevó a Frankenstein a la desgracia, sino su irresponsabilidad y su falta de humanidad hacia su creación.

El monstruo, la ciencia, podría haber sido algo bueno, pero Victor se horrorizó de él y lo dejó en manos de un mundo insensible y prejuicioso, que lo transformaron en su peor versión.

Leímos "Frankenstein, o el moderno prometeo" en la edición número 70 de nuestro Club de #LecturaMastodontica

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